ELECTRICIDAD GALINDO fue fundada en al año 1950 por D. Clemente Galindo Pérez.
En el año 2007, en su honor y como reconocimiento a su persona, publicamos el libro “GALINDO 57”, en el que se hace un recorrido por la historia de la empresa desde su fundación hasta el citado año 2007.
En esta sección puedes leer un breve resumen de lo que cuenta este libro y contemplar algunas de las magníficas fotografías que lo ilustran. Si estás interesado/a en un ejemplar del libro, todavía nos quedan algunos ejemplares…
Siempre hay instantes en el viaje de la vida en los que el tiempo abre una ventana desde la que deja que el futuro nos asombre. Es una visión fugaz. Un acontecimiento tan efímero como el parpadeo de una mirada. Una de esas ventanas son los ojos de un niño. Emprende su camino en un lugar de Salamanca. A 40º 33´ latitud norte y 5º 39´ longitud oeste, en 1918.
Es Clemente Galindo. En Guijuelo
Y todo el equipaje de este tránsito cabe en una maleta. La maleta del niño que viaja a Salamanca con 12 años. Cartera de escuela, caja de lapiceros, de tiza y pizarrín, de plumín y tintero. Y caja de herramientas. Memoria de los primeros recuerdos por las riberas del Tormes. Maleta que marcha hasta los confines de la guerra y se convierte en mochila de soldado. Maleta que se hace casa con hijos, empresa y trabajo. Maleta que se hace ruta de migraciones dentro de la ciudad y calendario. Por lo tanto, su recuerdo servirá de testimonio y ocasión para la belleza.
En el fondo, en la noche, Salamanca. Escenario de la memoria, de los presagios. Salamanca alumbrada. Ciudad de cultivadores de luz
Tiene 15 años. Es 1933. Empieza a trabajar en Reparaciones Eléctricas Luís Arribas. Cerca de Inestal, en la Plaza del Liceo. Es un taller importante, casi un empresa. De aprendiz. Todo lo observa. Todo lo aprende. Es algo personal.
La electricidad se va convirtiendo a sus ojos en la sangre de la ciudad. Él ya sabe que es su vocación. El taller se traslada. Ahora en la calle Rector Esperabé, cerca de la Casa Lis.
Cumple los 18 en 1936. Ha conocido a Andrea Ramos y tiene el futuro por delante.
A la guerra. Con 19 años. Va a ir a la peor escuela del mundo. Durante tres años. Se incorpora al Cuerpo de Transmisiones. 5ª División. Estará en Navarra hasta el 42. No volverá a retomar su vida hasta dos años después.
Pero siempre hay una luz al final del túnel.
Clemente tiene 32 años. Es profesor de Electricidad en la Escuela de Maestría Industrial de Salamanca. Ahora ve de otra manera las mesas de trabajo, que hasta hace pocos días él ocupaba, con los alumnos alineados como reclutas, frente a los paneles llenos de enchufes e interruptores.
Consigue el título de Maestro Industrial.
Apenas ha comenzado a desgranarse el año 1950 cuando, con la colaboración de su cuñado Jesús Hernández en las labores administrativas, abre un taller en un garaje de la calle Van Dick, en el número 14, al lado de las Salesas, junto al taller El Beato, enfrente del economato de la Guardia Civil.
Poco a poco, a golpe de trabajo eficaz, riguroso y constante se va labrando la imagen de una empresa que es la de los hombres que la forman.
De una empresa que tiene una norma suprema: la palabra dada tiene el mismo valor que un contrato.
Empiezan las primeras obras importantes. Una es especialmente significativa, la instalación eléctrica de la sede del Banco de Santander, en el chaflán entre las calles Rector Lucena y Toro.
Vuelve a la calle Toro. Los recuerdos de la Salamanca de su niñez cuando trabajaba en la Sombrerería Inestal, en los que recorre esa calle como chico de los recados mientras fragua su sueño eléctrico, regresan.
Es en 1962 cuando las dos vocaciones de Clemente, la de electricista y maestro de electricistas, engranan definitivamente.
En 1975 Clemente cumple 54 años y la empresa llega a 30 trabajadores. También han crecido sus hijos. Luis ha dado fin a los estudios de ingeniería y Clemente a los de economista y abogado. Ambos comienzan a marcar su propio rumbo profesional en Madrid. Pero colaboran con la empresa a la que finalmente se incorporarán.
La plantilla de técnicos continúa incrementándose.
A finales de 1979 entra en escena en la empresa un instrumento que va a ser el mensajero del mayor cambio tecnológico del siglo que está terminando: la primera computadora.
Clemente, pese a los años –ya cuenta con 63-, aún participa en escenarios que abren nuevos caminos.
Así colabora en la fundación de la Confederación de Organizaciones de Empresarios Salmantinos, presidiéndola durante dos años entre el 1979 y 1981.
Es 1982 y unas letras se acodan sobre el papel en blanco para formar una palabra escueta pero terminante y los números del calendario se disponen en línea formando una cifra, la de un año que marcará, inevitablemente, un antes y un después.
Jubilación.
El día 29 de septiembre de 1991 Electricidad Galindo se convierte en sociedad limitada. Será una transición sin fractura. Transparente. La empresa mantiene su perfil familiar, viejo sueño de
Clemente Galindo, que se cumple con la incorporación definitiva de sus hijos: Luís a finales del 91; Javier en el 94; Clemente, como administrador de la nueva sociedad.
La instalación del Parque de Bomberos de Salamanca será una de las primeras obras de esta etapa.
Principalmente Madrid. Serán las obras que les vinculen con el doctor Juan Abarca, salmantino, cirujano y consejero delegado del Grupo Hospital de Madrid (HM). La primera es el Hospital Madrid, en la plaza Conde del Valle Suchil. Esta obra hace que Electricidad Galindo vuelve a beber de las fuentes que en un principio bebía Clemente Galindo.
La revolución digital que transforma un hospital moderno en una inmensa máquina de precisión, hace que sea una de las más complejas instalaciones eléctricas que se puedan llegar a abordar.
La enfermedad de Clemente empeora. Ya no puede caminar mucho a causa del enfisema que le roba el aire. Pero aún visita la empresa; se mantiene en contacto, aunque sea por teléfono. Se acerca el peor momento de esta familia-empresa, empresa-familia.
Clemente Galindo, en octubre de 1999, muere con 81 años
La pérdida de Clemente Galindo fue el gran dolor y la reflexión inevitable. Su ejemplo y su huella sostienen la empresa pero el perfil se renueva. Este nuevo perfil viene acompañado con la Certificación AENOR que se le concede el año 2000
LLegan los años en los que ELECTRICIDAD GALINDO perfila y planifica el siguiente salto adelante.
En el 2004 se realiza el traslado a nuestra nuevas instalaciones, situadas en el Polígono industrial del Montalvo, en Salamanca.
Calidad y seguridad. De una instalación eléctrica puede depender la salud o la vida de una persona. La eficacia del trabajo sólo puede guiarse por esos parámetros. Parámetros únicamente sosteniblesdesde la transformación y la innovación que descansan en el buen oficio de los individuos y en el compromiso corporativo de una constante mejora.
La innovación tecnológica no es imprescindible para sobrevivir, pero sí para alcanzar la excelencia. Siguiendo esta línea, los trabajos de instalaciones para el Grupo HM prosiguen con dos nuevos hospitales: el Madrid-Torrelodones y el Madrid Norte Sanchinarro, inaugurado el 27 de marzo de 2007.
Hospital Madrid Norte Sanchinarro, inaugurado el 27 de marzo de 2007.
La luz nunca viaja hacia atrás. Siempre viaja hacia delante. El futuro nunca es un tiempo remoto. Tan sólo es la continuación de la memoria.
Vivimos en un mundo interconectado que se hace grande y pequeño a la vez mientras se inserta en un universo de electrones. Un mundo en el que plantas de módulos policristalinos y células solares encapsuladas en cristal realizan una nueva e histórica fotosíntesis en huertos de luz, capturando la energía del sol y transformándola en energía eléctrica. Y ésta en bytes.
Son hombres de campo que ahora manejan ordenadores. Miran al cielo. Pero, esta vez, es distinta la lluvia que esperan